Una llegada pausada para comenzar a sintonizar con la historia, la altura y la mística de Cusco, capital ancestral del mundo andino.

Bienvenida al ombligo del mundo

A tu llegada a Cusco, nuestro equipo te recibe con calidez y se encarga del traslado al hotel. Cusco, antigua capital del Imperio Inca, te da la bienvenida a más de 3,300 metros sobre el nivel del mar, rodeada de montañas sagradas y calles empedradas que cuentan siglos de historia viva.

Un día para aclimatarse y disfrutar sin prisa

El resto del día está libre para descansar, adaptarte a la altitud y dar un primer paseo suave por los alrededores de tu alojamiento. Puedes aprovechar para probar un mate de coca, explorar los cafés cercanos o simplemente contemplar el cielo cusqueño que, a esta altura, parece más cercano.

Preparando cuerpo y espíritu para la aventura

Este primer día es ideal para entrar en sintonía con el ritmo del viaje. Una noche de buen descanso será la mejor antesala para iniciar las experiencias intensas que te esperan a partir del día siguiente. Aquí comienza tu conexión con la magia de los Andes.

Una inmersión perfecta en la historia viva de Cusco: desde sus raíces incas hasta el legado colonial que transformó sus piedras sin borrar su alma.

Una ciudad donde el tiempo se superpone
Por la mañana, nos adentramos en el corazón histórico de Cusco, comenzando por la majestuosa Catedral, cuyas bóvedas y retablos dorados conservan siglos de arte religioso y resistencia cultural. Luego visitamos el Coricancha, antiguo centro espiritual del Imperio Inca, donde se erigió el Convento de Santo Domingo. Allí se aprecia con claridad cómo las bases incas sustentan aún el relato colonial.

Tesoros arqueológicos a las afueras de la ciudad
La tarde nos lleva hacia las alturas que rodean Cusco. En Sacsayhuamán, una fortaleza ceremonial con bloques ciclópeos perfectamente ensamblados, se respira la magnitud del pensamiento inca. Continuamos hacia Q’enqo, con sus misteriosas galerías subterráneas; Puca Pucara, antiguo puesto de control imperial; y Tambomachay, fuente sagrada de aguas cristalinas.

Un recorrido para sentir el pulso de los Andes
Este tour revela cómo cada piedra, cada altar y cada muro tiene algo que contar. Cusco no es solo una ciudad antigua: es una ciudad viva, donde el pasado no se ha ido, sino que sigue hablando a través de su arquitectura y de su gente. Al terminar el día, regresarás al hotel con una mirada más profunda sobre el lugar que ahora te acoge.

Un recorrido por el corazón del mundo inca, donde naturaleza, ingeniería agrícola y tradición se entrelazan en un mismo camino.

Chinchero: tejidos vivos y raíces que perduran
Iniciamos el día en Chinchero, un pueblo que conserva intactas sus costumbres. Aquí serás testigo del arte del tejido andino en un taller comunitario, donde las mujeres locales tiñen con tintes naturales y narran la historia con hilos.

Moray: laboratorio agrícola de otro tiempo
Continuamos hacia Moray, un conjunto de terrazas circulares que descienden como anfiteatros hacia la tierra. Su diseño no es decorativo: los incas las usaban para experimentar con microclimas y adaptar cultivos. Un ejemplo asombroso de sabiduría ancestral.

Maras: sal que brilla en la montaña
A pocos minutos, las Salineras de Maras sorprenden con miles de pozas blancas alineadas en la ladera. Alimentadas por un manantial salado, estas terrazas de sal han sido explotadas desde tiempos preincaicos, y aún hoy se recolecta con métodos tradicionales.

Ollantaytambo y Pisac: fortalezas y mercados vivos
Después del almuerzo buffet junto al río Urubamba, exploramos Ollantaytambo, una fortaleza inca con escalinatas imponentes y vistas majestuosas. Finalizamos el día en Pisac, entre su sitio arqueológico en lo alto del valle y el colorido mercado artesanal donde el trueque sigue siendo una forma de vida.

Un día esperado por muchos y recordado por todos. 

Tren Vistadome Observatory: la antesala del asombro
Partimos temprano desde Cusco hacia Ollantaytambo, donde abordamos el tren Vistadome Observatory. Ventanas panorámicas y un vagón con balcón permiten disfrutar de un viaje escénico por el Valle Sagrado, acompañado de música andina y presentaciones culturales a bordo.

Aguas Calientes y ascenso hacia las alturas
Al llegar a Aguas Calientes, tomamos el bus que serpentea la montaña hasta la entrada de Machupicchu. La emoción crece a medida que ascendemos, entre la neblina y los picos andinos.

Machu Picchu: entre piedra, sol y eternidad
Con un guía experto, recorremos la ciudadela inca: el Templo del Sol, la Plaza Sagrada, las terrazas agrícolas y los miradores más icónicos. Cada rincón esconde una historia, una leyenda, un misterio aún por descifrar. Es el momento cúspide del viaje.

Regreso a Cusco: el alma llena, la cámara también
Tras la visita, descendemos a Aguas Calientes para tomar el tren de regreso. Mientras el paisaje fluye por la ventana, el corazón repasa cada instante de una experiencia que quedará grabada para siempre.

Una jornada que comienza antes que el sol y culmina con una de las vistas más impactantes del Perú.

Rumbo a los 5,000 metros: el desafío empieza temprano
Antes del amanecer, partimos desde Cusco hacia la zona sur andina. Durante el trayecto en bus, el paisaje va cambiando: de la ciudad aún dormida a los campos abiertos, pequeñas aldeas altoandinas y valles que anticipan la grandeza de lo que vendrá.

La caminata: paso a paso hacia el arcoíris mineral
Iniciamos la caminata en la base de Vinicunca, donde el aire es más delgado y el ritmo se adapta al entorno. La subida es exigente, pero cada paso revela más de este mundo mineral. Entre llamas, pastores y nevados, el ascenso se convierte en un viaje interior y exterior al mismo tiempo.

Vinicunca: la montaña que pintó la tierra
Al llegar a la cima, la recompensa es inmensa: una cordillera teñida de colores rojos, verdes, ocres y azules, resultado de miles de años de transformación geológica. Desde allí, el viento lleva consigo una energía ancestral, y la vista se graba como una postal que no se olvida.

Descenso, almuerzo y regreso a Cusco
Descendemos con calma, saboreando el logro y registrando los últimos detalles del paisaje. Compartimos un almuerzo reconfortante antes de emprender el regreso a Cusco, con la certeza de haber conquistado una de las maravillas naturales más singulares del mundo.

Un día para reencontrarte con la naturaleza en estado puro, entre cumbres imponentes y una laguna que parece sacada de un sueño.

Camino a Soraypampa: la ruta del silencio altoandino
Salimos muy temprano desde Cusco, rumbo al norte por carreteras que serpentean entre los valles andinos. A medida que ascendemos, el paisaje se vuelve más dramático: montañas nevadas, campos de pastoreo y cielos inmensos anuncian la llegada a Soraypampa, punto de inicio de la caminata.

La caminata: entre el esfuerzo físico y la calma espiritual
Desde Soraypampa, emprendemos el ascenso a pie hacia la laguna. El sendero es exigente pero pausado, rodeado de flora típica de altura y la silueta majestuosa del Salkantay como guía silenciosa. El sonido de los pasos sobre la tierra se mezcla con el viento: cada metro es una conexión más profunda con el entorno.

Encuentro con la laguna: belleza que no necesita palabras
Y de pronto, la laguna. De un azul turquesa imposible, enclavada al pie del nevado, la Laguna Humantay se abre como una joya oculta en el corazón de los Andes. El agua refleja los cielos y las montañas, creando una imagen que no solo se observa, se siente. Es un lugar para detenerse, respirar, contemplar y agradecer.

Tiempo libre, descenso y retorno a Cusco
Tendrás tiempo para disfrutar el entorno, tomar fotografías o simplemente sentarte frente a la laguna en silencio. Luego iniciamos el descenso y compartimos un almuerzo antes de regresar a Cusco. Un día que exige cuerpo, pero regala alma.

Un cierre sereno para un viaje inolvidable, entre plazas coloniales, mercados locales y despedidas con alma andina.

Últimas horas en la capital inca
Después de días intensos, hoy Cusco se despide con calma. Disfruta de una mañana sin apuros, perfecta para caminar por tu cuenta por el centro histórico, visitar alguna iglesia que te haya quedado pendiente o simplemente tomarte un café con vistas a la Plaza de Armas.

Un paseo final: calles empedradas y recuerdos artesanales
Recorremos algunas de las zonas más pintorescas de la ciudad: San Blas, con sus talleres de arte; mercados de artesanía donde puedes adquirir tejidos, cerámica o piezas hechas a mano; y callejuelas donde cada muro tiene siglos de historia.

Regreso y traslado
A la hora indicada, te acompañamos al aeropuerto. El viaje termina, pero Cusco se queda contigo: en tus fotos, en tus relatos y, sobre todo, en la emoción de haber caminado por una tierra que transforma.